Lo que esconde el velo (del apicultor)
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La primera vez que me “metí” a las abejas tenía mucho miedo, sabía que abriríamos unas colmenas y veríamos como estaba su salud. Con todas las ideas populares que rondan sobre las abejas es muy fácil sentir miedo, más aún si ya has sufrido alguna picada , que a decir verdad duelen muchísimo. Como estaba nerviosa mi novio apicultor se preocupo de ponerme doble traje y de sellar hasta las uniones de mi ropa con cinta de embalaje. A pesar de sus esfuerzos y de estar protegida como astronauta, el miedo aumento al sentir el intenso zumbido que me sobrevolaba y como chocaban contra mi las inocentes abejas que solo buscaban entender el porque las molestaban esa tarde de otoño. Pero junto con el zumbido aparecía su mundo, uno que jamas sospeche.
Esa tarde empece a descubrir que son una sociedad que nadie que no sea apicultor puede imaginar, tienen una distribución de roles impresionante, exacta y muy completa con base en la colaboración porque es “una para todas y todas para una”, eso entre miles de cosas más. Ha sido hermoso aprender de ellas durante estos años , del apicultor (ahora mi marido) , de ese mundo silvestre , de la maravilla de alimento que producen y como nos beneficia su consumo.
El propósito de este blog , es acercar un poco de ese mundo a ti y además compartir beneficios de los productos que produce la colmena y como lo puedes consumir.
Quiero dejarte en mente una frase que me encanta y que define lo que nos provoca a muchos la apicultura:
«Trabajar con las abejas produce paz y esa paz pasión por ellas, por lo que son y por lo que dan»
Francisca.
Hola Francisca, maravillo lo que comentas
Gracias por tus consejos y la miel que producen es la mejor que he probado.
Felicitaciones